Lo importante no es saber cuando podemos mirar a una persona a sus ojos, si no saber descubrir la magia que hay en ellos...

domingo, 30 de diciembre de 2012

Capítulo 11: En busca de Jake

Llegamos Indara y yo, corriendo a la casa. Cuando llegamos, Indara se fue escopetada a su habitación. Cuando salió de ella, tenía un gran plano entre sus manos y llevaba su alforja colgada. Dejó el plano sobre la mesa e introdujo en su bolsa diversos alimentos de la despensa. Mientras, yo observaba, en silencio, como se movía por la casa, preparando las cosas para nuestro viaje en busca de Jake. Al cabo de un rato, se sentó en una silla junto a mí, y abrió el plano sobre una mesa. 


-Caroline -dijo señalando un punto en el mapa-, este es el bosque de Ghorëm, y nosotras estamos aquí.


Cuando vi la distancia que separaba el bosque de Ghorëm, me sorprendí un tanto, pues si en aquel mapa la distancia era considerablemente larga, no me quería imaginar cuanto sería el camino.


-Pero -protesté yo-, no llegaremos a tiempo si queremos encontrar a Jake. El camino es muy largo y doy por hecho de que Jake ya ha partido hacia el bosque. Aunque emprendiésemos ahora mismo el viaje, no llegaríamos a tiempo. Dudo mucho que seamos capaces de encontrar a Jake.


-No Caroline, te equivocas. Vamos a llegar a tiempo y a encontrar a Jake, cueste lo que cueste.


-Pero no crees que... -paré de hablar, ya que Indara me miraba con gesto torvo. Preferí no hacer ningún comentario más que yo considerase fuera de lugar. Estaba claro de que Indara no estaba de humor y sería mejor no hablar por el momento.


Tragué saliva, nunca la había visto tan... enfadada. Siempre estaba sonriente, y si se enfadaba, nunca la había durado más de cinco minutos. Se notaba en su mirada, que Indara y Jake no eran los hermanos que de vez en cuando se peleaban, no. Jake e Indara, eran los hermanos que lo darían todo por cuidarse y procurar que no les pase nada malo. 


-Vale, le encontraremos -dije firmemente-. Cueste lo que cueste.


Indara sonrió traviesamente y cogió el mapa de un tirón y lo metió en su alforja, donde ví como sobresalíala punta de un objeto metálico. Pensé que Indara llevaría una daga, pero me lo cuestioné un momento, ya que Indara era una maga excelente, y como ella había dicho, necesitaríamos solamente nuestros poderes para luchar.


-Salgamos ya, no perdamos más tiempo.


Recorrimos a paso ligero las estrechas calles de Bharerr hasta que llegamos a un gran prado donde, al fondo, se podía divisar un precioso bosque, el bosque de Bnut, donde los enanos dahelyanos lideraban. Me sorprendí cuando Indara me lo dijo, pues yo creía que en Dahleya solo habitaban magos. Me nombró también las demás especies de Dahelya: elfos, trasgos, gigantes y kerems. Todos aquellos seres mágicos me sonaban de algunas viejas leyendas que contaban en la Tierra. Todos sabía que eran, menos los kerems. Indara me explicó que un kerem era una mezcla de trasgo y elfo. Los kerems eran seres tan bellos y hermosos como los elfos, pero al mismo tiempo eran malvados como los trasgos. Sabían como seducir con su belleza al más poderoso de todos los magos, así que crucé los dedos para no encontrarme a ninguno de ellos por el camino, pues no quería que mi primer viaje por Dahelya fuese complicado.


*     *     *     *     *     *     


El camino fue largo y silencioso, pues Indara caminaba firmemente delante mía y yo la seguía en silencio, procurando no molestarla. No hubo descansos, Indara parecía imparable, y aunque su rostro mostrase cansancio, sus piernas no lo padecían. Las conversaciones que teníamos Indara y yo por el camino, que eran pocas, eran muy breves. Yo intentaba comenzar una conversación que durase, para hacer el camino más entretenido, pero Indara tan solo contestaba con monosílabos, y eso no mejoraba las cosas. 


La noche cernió sobre nosotras y, por lo menos yo, estaba perdida. Buscamos refugio entre los grandes árboles del bosque de Bnut, que pertenecía a los enanos de Dahelya. Tuvimos suerte de no encontrarnos a muchos enanos por el bosque, pues no le gustaban que indagásemos en los lugares que pertenecían a su dominio. Al fin, encontramos un gran árbol, al que Indara levitó hasta llegar a la copa del árbol, para dormir en él. Yo me quedé en el suelo dudando durante unos instantes. 


-¿No subes? -me preguntó Indara.


-No creo que pueda -protesté ante el miedo de caerme mientras levito-. No soy una maga experta.


-Pero ya hemos dado la clase -repuso Indara-. No tienes excusas.


Cerré los ojos y respiré hondo un par de veces. Saqué mi varita y empecé a hacer círculos rodeándome al mismo tiempo como unas leves lucecitas plateadas me rodeaban a mí. Mientras tenía los ojos cerrados, mis pies comenzaron a flotar en el aire. Subí lentamente al árbol y cuando llegué arriba, me senté en una rama, lo suficientemente ancha para dormir bien sobre ella, y no caerme de ella, pues la altura del árbol era considerablemente grande.




-De acuerdo, pero no estés tan seria. Acuérdate de tus palabras: vamos a encontrar a Jake, cueste lo que cueste.


Indara sonrió, como habitualmente hacía. Había conseguido subirla los ánimos, que en estos momentos se necesitaba bastante. Indara estaba bastante afectada por la pérdida de Jake y no me pasaba nada por entregarle un poco de mi ánimo. Tras esto, Indara añadió unas palabras más.



-Te dije que serías capaz -dijo Indara sonriente, por primera vez en el día de hoy-. Nunca te subestimes, sobre todo si se trata con la magia. Deja que el optimismo te guíe, ¿de acuerdo?



-Descansa -dijo Indara con los ojos medio cerrados del sueño-, la jornada de mañana será mucho más larga que la de hoy y necesitaremos las fuerzas para continuar el camino en busca de Jake.


- Eso haré -dije bostezando-. Igualmente, y recuerda: no te desanimes, encontraremos a Jake. Puede que tarde, o puede que pronto, pero lo encontraremos. Recuerda que está con Klaynn, según Jake y tú, el mago más poderoso de todo Dahelya, quizá capaz de derrotar a un kerem. Podemos dar por hecho de que Jake está en buenas manos.



-Esperemos que estés en lo cierto -dijo Indara con la espalda apoyada en el tronco del árbol-. Pero, aunque Klaynn sea el mago más poderoso de todo Dahelya, no es inmortal y ya es demasiado anciano, por lo que Jake puede quedarse solo en cualquier momento, así que hay que encontrarle cuanto antes.


Asentí con la cabeza y bostezando, me acomodé sobre la rama y cerré los ojos para dormir. Sentí como me relajaba y como los rayos de la luna y de las estrellas se cernían sobre mí. Lentamente, fui quedándome dormida hasta que los ojos se me cerraron del sueño y caí agotada sobre la rama.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Capítulo 10: La segunda clase


Llegamos Jonathan y yo corriendo hasta el cerro y alli nos esperaban Indara, Dylan y Christine.

-¿Dónde estabais? -dijo Indara cortante.

-Em... Yo... -dije sin saber que decir. No quería decir que me había quedado hablando con Jonathan, ya que eso la enfadaría más-. Yo... Es que...

-Caroline, no me mientas, ¿qué estabas haciendo? -dijo muy seria.

-Nos habíamos dejado las varitas -dijo Jonathan rápidamente.

-Pero eso no... -no acabé la frase ya que Jonathan me había dado un golpecito en el brazo mientras me guiñaba un ojo.

Indara cerró los ojos y sacudió la cabeza con desaprobación. Después, levantó la cabeza y suspiro mientras abría la boca para hablar.

-No me convence lo que me has dicho Jonathan, pero hay que empezar la clase.

Cerré los ojos y suspiré de alivio. Después, me giré hacia Jonathan y le miré con cierto tono de agradecimiento en los ojos.

-Bueno chicos -dijo Indara mientras nos miraba a todos-, hoy seguramente sea uno de los días más importantes de vuestra vida. Los primeros hechizos que conjura un mago son un paso muy importante en su vida.

-¿Qué tienen de importante? -saltó Dylan burlón-. No son más que hechizos.

-Dylan -contestó Indara-, no son solo hechizos. Los primeros hechizos son los que más marcarán tu magia, los que te ayudarán a realizar todos tus hechizos. Los primeros hechizos son los hechizos con los que tendrás que luchar.

-¿Has dicho luchar? -dijo Christine alzando una ceja- ¿Qué quieres decir con luchar?

-Lo que oyes Christine -dije yo-, vamos a luchar con nuestra magia.

-¿Con nuestros poderes? -dijo Christine aún boquiabierta- ¡Si aún no sabemos conjurar hechizos!¡Cómo quieres que luchemos!

-Para eso sirven las clases -dijo Indara- para aprender los hechizos y aprender a luchar y a defenderse con ellos.

-¡Pero no podemos...!

-Nunca digas esta frase, Christine, nunca - dijo Indara firmemente.

Christine la miro con reproche, pero finalmente, decidió contestar a Indara.

-De acuerdo.


*     *     *     *     *     *


Jake decidió salir de casa, puesto que no había salido de ella desde que Caroline llegó. Mientras caminaba iba saludando a  todo mago que se le cruzaba por delante. Pasó por delante del cerro, y divisó a o lejos cinco figuras difuminadas, que eran Indara con los chicos en su clase. Jake no se detuvo, pensó que sería mejor no molestar. Siguió caminando por Bharerr ( que así se llamaba la capital de Moonlight, donde ellos vivían ), hasta que se detuvo frente a una gran mansión. Por fín había llegado. Aquella gran casa pertenecía a Klaynn, el mago más viejo y sabio de todo Dahelya. Él fue el que encontró a Dylan y a Jonathan en la Tierra, y quien los trajo a Dahelya. Abrío la puerta, que formó un estrepitoso chirrido y entró dentro de ella. Cuando se adentro en lo que debía ser el salón solo encontró un escritorio, varios muebles viejos y las parees llenas de cuadros, cuyos significados eran difíciles de descifrar. Jake no encontró a Klaynn por ninguna parte, pero sabía perfectamente donde se encontraba. Klaynn tenía un pequeño laboratorio donde probaba todos sus experimentos,  y donde casi siempre se encontraba. Tomó escaleras abajo, donde se encontraba el sótano, que es donde tenía habilitado su laboratorio. Cuando llegó, Jake supuso que Klaynn estaría allí, pero se llevo una gran sorpresa. No estaba por ninguna parte, tan solo encontró una nota que, en la parte superior, estaba escrito: para Jake. Jake tomó la nota entre sus manos, la abrió y se dedicó a leerla.


"Jake, se que vendrías a buscarme. Quiero que sepas que espero que me ayudes a investigar. Sí, has oído bien, quiero que me ayudes a explorar la zona del bosque de Ghorëm, entre Moonlight y Madbelle. Allí se han encontrado pistas de como atacar a la zona oscura, y creo que tú eres el único mago que me puede ayudar. Te espero en la frontera de Moonlight, allí partiremos hacia Ghorëm.
Firmado,
Klaynn"


Cuando Jake acabó de leer la carta, se la guardó rápidamente en el bolsillo de su pantalón y salió corriendo hacia la casa.


*     *     *     *     *     *


-Bueno -dijo Indara ya más calmada-, hoy aprenderéis vuestros primeros poderes. No quiero presionaros, así que solo aprenderemos dos conjuros. Sabréis levitar y el hechizo más básico, lanzar llamas.


Durante un momento, sentí como mi corazón se aceleraba de la emoción, pero me contuve para no saltar de la alegría.


-Lo primero que debemos hacer -prosiguió Indara-, es lo siguiente.


Se colocó de pie, con la varita en la mano y rodeó su cuerpo con ella. Observé mientras lo hacía, cada vez, sus pies se levantaban del suelo, poniéndolos en contacto con el aire. Cuando bajó, nos miró a todos y dijo:


-Ahora vosotros.


Pasé una mirada por encima de todos un poco insegura. Cuando me dispuse a hacerlo, cerré los ojos intentando concentrarme. Mi cuerpo empezó a rodearse de diversas lucecitas plateadas y notaba un cierto desequilibrio que ligeramente, lograba alejar. Cuando me decidí, abrí los ojos, y pude ver como me había alejado del suelo. Sonriente, lancé un grito de alegría y mirando a mi lado, pude ver que Christine, Dylan y Jonathan también lo habían conseguido. Les miré a todos, y ellos me devolvieron la mirada, sonrientes. Me dispuse a bajar, y lo hice muy lentamente. Cuando todos estuvimos en el suelo, Indara nos sonrío y se dirigió a nosotros:


-Aprendéis muy rápido. Eso me gusta -dijo con una sonrisa pícara en sus labios-. Ahora, toca aprender a lanzar llamas. Para este hechizo quiero que tú -dijo dirigiéndose a Christine con el dedo- lo realices antes.


Observé como el rostro de Christine cambiaba.


-¿Yo?¿Por qué yo?


-Porque el fuego es tu poder, y tienes ventaja al comprobar si serías capaz de realizarlo. Ahora observa como lo hago yo, y no quites ojo a mis movimientos, porque después los realizarás tú.


Indara colocó la palma de la mano bajo la punta de su varita y comenzó a hacer círculos con ella. Una pequeña llama comenzó a formarse sobre su mano, hasta que se formó por completo. Indara retiró la varita, y alzó la mano con un impulso hacia el cielo. La bola de fuego salió disparada hacia el cielo e Indara sonrió. Se giró hacia Christine y la dijo:


-Es tu turno -dijo dirigiéndose a Christine-. No me falles.


Christine, segura de lo que hacía, realizó el mismo movimiento que hizo Indara, hasta que consiguió formar una bola completa. La lanzó al cielo, y satisfecha por sus resultados, se giró hacia nosotros tres y nos dijo imitando a Indara.


-Es vuestro turno.


La sonreí y me puse entre medias de Dylan y Jonathan. Ellos empezaron a formar la bola de fuego y después, la formé yo. Cuando los tres la teníamos en nuestras manos, les dirigí una mirada y los tres lanzamos la bola de fuego hacia el cielo, donde juntaron formando así un gran destello.


-Bien -dijo Indara acercándose a nosotros-, los habéis realizado todos sin problemas. El próximo día pensaré en algún hechizo más difícil que enseñaros -dijo guiñándonos un ojo-. Me iré marchando, os espero en la casa chicas -dijo ya marchándose.


Cuando ya no se veía a Indara, oí una voz que me llamó.


-Caroline -dijo Jonathan-, ¿puedes venir? 


-Claro -me dirigí hacia él-, ¿qué sucede?



*     *     *     *     *     *

Indara entró en casa y llamó a Jake.


-Jake, ya estoy.


Esperaba una respuesta, que para su sorpresa no encontró. Registró toda la casa, pero no encontró ni rastro de Jake, hasta que descubrió una nota en la que decía.


"Indara, sé que cuando llegues a casa no estaré, pero quiero decirte que no te preocupes que estoy bien. Me he ido con Klaynn a explorar el bosque de Ghorëm, donde dice Klaynn que se encuentran los secretos de la magia oscura, y que así encontraremos como derrotarla."


Indara recordó que era verdad, que allí se encontraban los secretos más escondidos de la magia oscura, pero nadie había logrado encontrarlos a tiempo, ya que también habitaban allí muchos de los más poderosos guerreros del reino de Darkblood. Indara soltó la nota y salió corriendo en busca de Caroline, que era ella quien, de todos los jóvenes, la que más cerca de Jake estaba.


*     *     *     *     *     *


-Bueno -dijo Jonathan, sin dirigirme una mirada clara-, antes, no te lo pude decir.


Se me aceleró el corazón durante un momento, pero intenté que mi voz sonase firme.


-Y, ¿qué era lo que me querías decir?


-Pues, te quería preguntar si... -no pudo continuar, Indara llegó corriendo y se aproximo a nosotros.

-Caroline -dijo con una respiración entrecortada-, tienes que ayudarme a encontrar a Jake. No está en casa.


-¿Y dónde está? -pregunté inquieta.


-Va de camino al bosque de Ghorëm, hay que detenerlo antes de que ocurra algo.


-Pero yo no sé donde está ese bosque.


-Ya te lo explicaré por el camino, pero no tenemos tiempo. Vámonos.



Indara tiró de mi brazo y no tuve más remedio que seguirla.


-Lo siento -le dije a Jonathan-, me tengo que ir. Dímelo más tarde.


-Claro -dijo Jonathan con cierto rubor en las mejillas-... No hay problema.

sábado, 27 de octubre de 2012

Capítulo 9: Empezando un nuevo día

Abrí los ojos lentamente. Parpadeé un poco mientras me desperezaba. Me levanté de mi cama y observé como Christine descansaba sobre la suya. Me acerqué a ella y la meneé un poco para que despertase. Vi como empezaba a estirarse y como parpadeaba para despejarse. Cuando logró despertarse del todo la dediqué una sonrisa amistosa que ella me devolvió mientras se sentaba sobre su cama.

 

-Buenos días dormilona -dije en un tono burlón-, ¿lista para la segunda clase de magia?

 

-Completamente -dijo ella mientras bostezaba.

 

Mientras ella se estiraba y vagueaba en su cama yo bajé abajo con Jake y con Indara. Bajando las escaleras Jake me vió y como siempre, sonrió. Se le veía muy contento, más de lo habitual.

 

-Hola Caroline -dijo dirigiéndose a mí-, espero que hayas dormido bien. Esta clase de magia es muy importante para vosotros cuatro, por cierto, ¿y Christine?

 

-Arriba, vagueando -dije soltando una leve risa-. Y, ¿por qué es tan importante esta clase?¿No es igual que las demás?

 

-Caroline -dijo Jake con una sonrisa muy amplia-, hoy aprenderéis vuestros primeros conjuros mágicos. Ese momento es algo que siempre quedará grabado en la mente de un mago dahelyano, como lo eres tú.

 

-Ya pero -dije rememorando la clase anterior-, ya hemos aprendido un hechizo. Indara nos lo explicó, usamos el Garggif y descubrimos nuestros poderes.

 

-Si crees que eso es un hechizo estás muy equivocada, aquello fue solo para descubrir cual es vuestra especialidad mágica. Si intentas luchar con lo único que llevas aprendido, te deseo buena suerte.

 

Medité las palabras que acababa de pronunciar Jake. ¿Luchar?¿Vamos a luchar? Durante un momento me quedé en blanco pero cuando volví al mundo miré a Jake dispuesta a preguntarle a qué venía esa palabra.

 

-¿Luchar? -protesté- Tú nunca mencionaste nada sobre luchar.

 

-La profecía habla sobre una guerra en la que cuatro adolescentes terrestre, cosa que vosotros sóis, consiguen ganar una batalla contra Darkblood usando su magia.

 

-Pero -no podía entender lo que me estaba diciendo-, yo no quiero luchar. Y dudo que los demás quieran.

 

-Es vuestro destino -Jake se puso serio de pronto-, tenéis que hacerlo. No podéis escapar de él.

 

Abrí la boca para contestar pero una voz sonó antes que la mía.

 

-¿Listas para la clase? -dijo Indara sonriente- ¿Dónde está Christine?

 

-Aún está arriba -dije mirando las escaleras.

 

Cuando Jake e Indara miraron la puerta de nuestra habitación, Christine salió de ella.

 

-Lo siento, me he quedado dormida -dijo bajando rápido las escaleras.

 

<<Después de que yo te despertase>> pensé. Me giré a Indara, que ya salía por la puerta.

 

-Vámonos Christine, tenemos que llegar a tiempo que hoy aprendemos nuestros primeros conjuros -le guiñe un ojo a Jake.

 

Salíamos de la casa cuando nos cruzamos con Jonathan y Dylan.

 

-Hola chicos -dijo Christine saludando con la mano-, ¿preparados para la clase?

 

-Claro -dijo Dylan-, es una clase como las demás.

 

-No lo es -dije mientras me acercaba a él-. Hoy aprendemos nuestros primeros hechizos, es algo muy especaial.

 

-Y tanto -dijo Christine-. Vamos al cerro, Indara nos espera allí.

 

Asentí con la cabeza y comencé a andar pero alguien me cogió del brazo. Era Jonathan. Él me hizo una señal para que me acercase a él y le obedecí.

 

-Tengo que decirte una cosa -dijo cuando yo me acerqué.

 

Durante un momento mi corazón se aceleró tanto que pretendía salir de mi pecho. Bajé la mirada, tímida.

 

-¿Sí? -dije subiendo la mirada para mirar a sus ojos.

 

Jonathan abrió la boca para hablar pero Christine nos interrumpió.

 

-¡Venid ya! -gritó Christine desde lejos.

 

Después de mirar a Christine me volví a girar a Jonathan que me dijo:

 

-Vamos al cerro -dijo apresurándose-, después de las clases te lo digo.

 

-Va-vale -dije sonriendo.

 

Juntos, nos fuimos al cerro, donde ya nos esperaba Indara. Antes de llegar, Jonathan y yo cruzamos una mirada rápida, pero llena de sentimientos.

sábado, 20 de octubre de 2012

Capítulo 8: La Profecía dahelyana

-Veréis, esto es gracias a que cada vez que estáis junto a lo que os llena, nada más en el mundo te importaba -explicó Indara-. Está claro que vosotras estáis aquí porque desde que nacisteis tenéis algo de magia en vuestro interior, una magia que se había perdido, pero que ha vuelto a vivir gracias a que habéis descubierto que poseéis un gran poder que poca gente disfruta.


Me quedé pensativa durante unos instantes, después, reaccioné.


-Lo que estás diciendo -dije después de que Indara acabase de hablando-, ¿es qué nosotros teníamos magia, pero está ha permanecido dormida durante estos años?


-Exacto -respondió Indara-. Necesitabais llegar aquí para despertar vuestro poder. Por eso Jake insistió tanto contigo Caroline, y yo contigo -se giró hacia Christine-. Si no os hubiéramos encontrado, la profecía no se habría cumplido y Moonlight no tendría posibilidades de salir victorioso de esta guerra.


-¿Qué profecía?¿Y qué guerra? -dijo Christine tras estar un buen rato en silencio.

Indara rió durante un momento, pero después se volvió seria, como se había estado durante esta conversación. Se levantó y cogió un libro bastante voluminoso, le quitó el polvo y comenzó a buscar entre las páginas. Christine y yo nos intercambiamos una mirada rápida y cuando nos volvimos hacia Indara nos puso el libro delante nuestra.


-Leed esta página -nos indicó Indara-. Aquí se encuentra la profecía.


Cogimos el libro entre las dos. El texto decía lo siguiente:


<<Los dos reinos gobernadores de Dahelya han caído en una guerra por conseguir el poder de todo el mundo. La magia oscura de Darkblood solo quiere poder para ser los superiores y así tener al reino de Moonlight a sus pies. Al revés, Moonlight prometía un mundo lleno de luz y de libertad, pero esto no era tan fácil. Un día como cualquiera, un mensajero desconocido, que no pertenecía a Dahelya se presentó en la plaza del reino, y allí pronunció las palabras que llenó a Moonlight de alegría y esperanza. El mensajero comunicó que dentro de un tiempo, cuatro jóvenes terrestres llegarán a Dahelya y con su magia, conseguirán llevar a Moonlight hacia la victoria>>


Indara cogió el libro y lo dejo en la estantería.


-Pensad en lo que habéis leído -dijo Indara levantándose y dejando la silla junto a su escritorio-. Ahora iros a dormir, es tarde.


Christine salió por la puerta de la habitación y yo la seguí. Al llegar a nuestra habitación se sentó en su cama y luego me miró, pensativa.


-¿Qué crees que querrá decir Indara? -dijo Christine.


-No lo sé, pero ahora descansemos, hemos tenido un día largo y mañana continúan las clases. Hasta mañana  -dije mientras me acomodaba en mi cama-, que pases buena noche.


-Igualmente -dijo ella sonriente.

Cuando me tapé con las sábanas, miré hacia la enorme ventana que tenía frente a mí, no podía pasar una noche sin que las estrellas me mostrasen su luz. Después de un gran rato observando la luz de las estrellas, me quedé introducida en un sueño muy profundo...

sábado, 13 de octubre de 2012

Capítulo 7: Descubriendo sobre sus vidas

Nos dirigimos a la plaza de Moonlight y nos sentamos en un banco. Yo me senté entre Christine y Jonathan y Dylan se sentó en la esquina del banco. Christine nos echó una mirada a todos y después comenzó a hablar:


-Bueno -dijo Christine tras un largo silencio-, ¿de dónde sois? Yo soy alemana, vengo de Dresde, una ciudad preciosa.


Mientras hablaba, su voz se teñía cada vez más de añoranza. Se notaba que el tiempo que había pasado en Moonlight había echado mucho de menos a su familia y a sus amigos de Dresde.


-Yo soy de Alemania también -dijo Dylan-, pero no soy de Dresde, soy de Hamburgo, ¿y vosotros?


Miré a Jonathan antes de contestar y abrí la boca para contestar a la pregunta que Dylan nos hizo, pero Jonathan se me adelantó.


-Yo soy de Francia, de Lyon. La verdad es que es una ciudad bastante bonita -dijo Jonathan mientras observaba el bosque que se extendía hacia el horizonte-. ¿Y tú Caroline, de dónde eres?


Me quedé callada durante un momento antes de contestar. Después miré a Jonathan y finalmente contesté.


-Mi familia es de Canadá, pero mi hermana y yo nacimos en España. Mi familia se ha movido mucho y tengo familiares de muchos países, así que tengo sangre de varios países.


Hubo un silencio tras haber terminado la conversación, hasta que Christine rompió el silencio.


-Y -dijo Chirstine-, ¿qué creéis que significan nuestros poderes


-Creo que tiene que ver con algo que siempre nos ha entusiasmado, que siempre nos ha gustado o que nos ha llenado -dijo Jonathan-. Pensad en vuestro poder e intentad relacionarlo con algo que siempre os ha gustado.


Pensé en mi poder. La luz. Indara mencionó las estrellas cuando me dijo mi poder, y las estrellas siempre me habían impresionado. Su luz, su belleza, su magia...


-Tienes razón -dije tras pensar en ello-, la luz es mi poder. Indara me dijo que la luz de las estrellas estaba en mí y las estrellas siempre me han llenado con su luz. Tal vez tenga algo, Jonathan, tal vez tengas razón.


-Mi poder era el fuego -recordó Christine-, y siempre me sentía bien cuando me encontraba en un lugar caliente y cuando era pequeña, cada vez que veía una hoguera con fuego jugaba con él.


-Mi poder era la naturaleza -dijo Dylan-. Yo siempre me iba al bosque a relajarme allí y siempre me sentía bien allí.


Sonreí para mí misma al ver que era verdad lo que había dicho Jonathan.


-¿Veis? -dijo Jonathan con una sonrisa-. Era algo que siempre nos había llenado.


-¿Avisamos a Indara? -dijo Christine de pronto-. Puede que no lo sepa y sea importante, ¿vamos?


-Sí -dije yo levantándome-, ¿vosotros venís?


-No -dijo Dylan-, tenemos que avisar a Klaynn, es él quien nos encontró. Id vosotras a avisar a Indara, ya nos veremos mañana en la siguiente clase.


-Vale, hasta mañana -les guiñé un ojo a los dos.


Christine y yo comenzamos a andar hacia la casa. Cuando pasamos al lado del cerro, Christine se giró hacia mí y me dijo:


-¿Crees que es importante?


-No lo sé -dije-. Pero Indara nos lo dirá, ella sabe mucho sobre magia, por eso es nuestra maestra.


Entramos dentro de la casa y encontramos a Jake entrando en una habitación.


-¡Jake! -le llamé yo- ¿Dónde está Indara? Es importante.


Jake se giró y sonrió.


-Está en su habitación -señaló una puerta al final de las escaleras-, allí.


-Gracias -dijimos a la vez.


Subimos a la habitación de Indara y allí se encontraba.


-Indara, necesitamos tu ayuda -dije al entrar.


-¿Qué pasa? -dijo girándose hacia nosotras.


-Hemos descubierto que nuestros poderes son gracias a lo relacionado con algo que siempre nos llenaba mientras estábamos en la Tierra -saltó Christine-. ¿Es eso cierto?


Indara sonrió, se levantó y se dirigió hacia nosotras.


-Tenéis razón -dijo Indara con una sonrisa propia de ella-. Sentaos.


Nos sentamos en unas sillas e Indara puso una delante nuestra y se sentó en ella.


-Veréis, esto es gracias a que...

viernes, 28 de septiembre de 2012

Capítulo 6: Aprendiendo magia

Abrí los ojos lentamente. El sol se colaba en la habitación iluminándola entera. Me enderecé y me levanté. Me vestí y me levanté cuidadosamente para no despertar a Christine. Christine. Miré su cama y estaba vacía.


-Qué raro...


Bajé corriendo las escaleras y allí estaba Christine junto a Indara.


-Buenos días -dije mientras bajaba corriendo las escaleras.


-Buenos días -contestó Christine nerviosa-. ¿Nerviosa?


-Sí -dije casi riéndome-, pero no tanto como tú.


Christine andaba de un lado a otro de la sala, mordiendo una manzana. Más que andar, saltaba, iba brincando por toda la cocina. No podía parar.


-Tranquila -dije agarrándola del brazo para que parase-, me estás poniendo nerviosa a mi también.


-Lo siento Caroline-dijo sintiéndose culpable-, es que la magia, Dahelya, todo... 


-Lo sé, es algo nuevo, indescriptible -dije con intención de tranquilizar más a Christine-. Pero tienes que intentar calmarte. Desayunaremos, saldremos de casa, buscaremos a Jonathan y a Dylan e iremos a nuestra primera clase, ¿entendido?


Christine sonrió de oreja a oreja. Nos sentamos a desayunar. Acabamos e Indara nos explicó un poco como iban a ser las clases. Salimos de casa, en busca de Dylan y Jonathan. Cuando salieron de su casa, nos fuimos andando hasta el cerro. Todos hablábamos a la vez, pero sobre todo se oía a Christine. Iba tan emocionaba que en algún momento el corazón se la iba a salir del pecho. 

Al llegar al cerro nos esperaba Indara. Tenía un artilugio extraño; era una bola de cristal que desprendía un brillo azulado y que estaba sujeta a una especie de vara gruesa. También sujetaba en la mano que la quedaba libre cinco objetos que desde lejos, no sabría distinguir bien. Cuando llegamos junto a ella nos explicó que eran todos los objetos que tenía.


-Esto -señaló la bola de cristal-, es el Garggif, una bola de cristal que transmite toda la energía necesaria para hacer cualquier hechizo. Con esta bola todos los hechiceros novatos aprenden a hacer magia. Esto ya es más común. Abrid las manos.


Todos abrimos nuestras manos y Indara depositó en cada una de ellas un objeto similar a un palo, pero que tenía una tenue luz de colores a su alrededor.


-Estas son vuestras varitas mágicas -nos explicó Indara- con ellas haréis todos vuestros hechizos y también almacenaréis en ella toda la energía mágica que os otorgará el Garggif. Cada luz que rodea vuestra varita significa vuestro poder principal. Ahora veremos cuáles son vuestros poderes. Ya mañana empezaremos con los hechizos, pero hoy, descubriremos cual es el poder de cada uno de vosotros.


Indara se puso delante del Garggif y puso su varita delante de él y un rayo azulado se disparó hacia la varita de Indara. La luz se concentró en la varita de Indara y se disparó al cielo formando un destello de luz azul y dorado.


-Ahora intentadlo vosotros -nos animó Indara-. No es difícil. Solo concéntrate y deja que la magia pase dentro de tí.


Me puse delante del Garggif e hice un movimiento con la varita, el mismo movimiento que realizó Indara con  la suya. Un suave brillo azulado apareció en la punta de la varita. La alcé sobre mi cabeza la varita y una luz azul y plateada estalló en el cielo. Sonreí mirando la luz que había creado.


-Caroline -me giré hacia Indara mientras ella hablaba-, tu poder es la luz. La luz de las estrellas y del cielo es tu poder. Tú nos ayudarás a iluminar el camino que Moonlight debe seguir para alcanzar la victoria. Christine -dijo girándose hacia ella-, es tu turno.


Christine hizo lo mismo que hice yo y le salió una luz azul y roja. Se giró esperando la respuesta de Indara.


-Christine -dijo Indara sonriendo-, tu poder es el fuego. El calor fluye por tí y gracias al fuego que te rodea podrás ayudarnos a quemar Darkblood y a liberarnos de esta guerra. Dylan -dijo mirándole-, te toca.


Dylan nos copió en movimientos y su luz azul se mezcló con una luz verde. Indara se dirigió delante suya.


-Dylan -dijo posando su mano en el hombro de Dylan-, tu poder es la naturaleza. Tú nos ayudarás a dar vida a nuestro reino y a dar vida al reino de Darkblood cuando consigamos derrotarlos. Por último -dijo Indara con una sonrisa dedicada a Jonathan-, tú Jonathan. Adelante.


Realizó los mismos movimientos con la varita y la luz azul se mezclo con otro azul, pero más oscuro. Indara sonrió como todas las veces nos había sonreído a todos.


-Jonathan -dijo Indara-, tu poder es el agua. Junto a Dylan vas a conseguir dar vida a nuestro reino y vas a inundar el reino de Darkblood hasta que sean derrotados. Luego todos juntos conseguiremos dar el mejor destino para todo nuestro reino -Indara suspiró-. Ya podéis iros. Mañana comenzaremos a aprender hechizos. 


Indara cogió el Garggif y su varita y se dirigió a la casa. Nosotros nos bajamos a la plaza del reino a intentar descifrar porqué eramos tan importantes para Moonlight y que era lo que podíamos aportar...

domingo, 9 de septiembre de 2012

Capítulo 5: Conociendo a Dylan y a Jonathan


Me quedé hasta tarde leyendo, esperando a Christine. Los ojos se me cerraban del sueño. Dejé el libro en la estantería y me tiré en la cama, a dormir. De repente, oigo una puerta que se abre. Giré la cabeza. Era Indara.

-¿Ocurre algo? -dije enderezándome.

-Christine ya ha llegado. Te espera fuera -dijo ella acercándose a mí-. Dice que quiere presentarte a alguien.

-Vale, dila que enseguida bajo.

Indara sonrió y salió de la habitación. Me levanté y pestañeé un poco para despejarme. Bajé las escaleras de la casa y abrí la puerta a la calle. Christine estaba hablando con dos chicos. En cuanto salí, Christine me miró y sonrió.

-Caroline, ellos dos son Dylan y Jonathan.

Jonathan me sonrió y me saludó con un gesto. Yo le devolví la sonrisa. Desvié la mirada para que no notase que mis mejillas se habían encendido. Su pelo era de un rubio oscuro y sus ojos eran marrones, como los míos.

-Encantada de conoceros -dije yo, tendiéndole la mano a Jonathan y a Dylan-. Soy Caroline.

-Caroline, lo mejor de todo esto -explicó Christine-, es que ya podemos empezar las clases de magia. Ellos dos son los dos chicos que nos faltaban para poder empezar las clases. El mago Klaynn los encontró y los trajo aquí.

-¡Genial! ¿Y cuando comenzamos las clases? -dije con un tono interrogante.

-Mañana mismo, en el cerro que tenemos justo al lado de casa -me explicó Christine-. Si realizamos un hechizo mal, por lo menos no causaremos ningún estropicio.

-Bueno -soltó Dylan-, mañana nos vemos, ya es tarde.

-Vale, nos vemos en las clases de magia -les dije yo mostrándoles una sonrisa-. Hasta mañana.

Christine y yo empezamos a andar hacia la casa. Giré la cabeza mirando a Jonathan. Él también se giró. Nos intercambiamos una sonrisa. Me giré y comencé a andar más rápido.


-¿Estás bien? -me preguntó Christine.

-Sí, sí, son los nervios. Ya sabes, las clases.

-Será mejor que descansemos -dijo Christine-. Mañana nos espera un día muy largo.

Entramos a la casa y subimos a nuestra habitación. Me tiré en la cama, cansada.

-Se te nota muy nerviosa -me dijo Christine sentándose a mi lado-. ¿Estás segura de que estás bien?

-Sí. Esto es nuevo para mí y estoy muy nerviosa y no puedo parar de pensar en...

Iba a decir en Jonathan, pero respiré hondo dos veces y no lo dije.

-... en las clases.

-Tranquila, es normal. Mañana después de la primera clase ya no tendremos tantos nervios -dijo Christine poniéndo su mano en mi hombro-. Ahora descansa, lo necesitas.

-Gracias -la sonreí-.

Me tumbé en la cama y miré hacia la ventana. Mirando las estrellas y la enorme luna que brillaba en el cielo, me quedé dormida en un profundo sueño...

Capítulo 4: Indara Khybber, la nueva maestra


Caímos sobre lo alto de un cerro. Jake aterrizó sin problemas, pero yo me tambaleé un poco. Cuando recuperé el equilibrio miré al frente y observé un gran reino que se expandía por el horizonte.

-Dahelya -dijo Jake.

Asentí con la cabeza. Dahelya parecía un reino normal, pero un pequeño brillo que desprendía hacía que pareciese... mágico.

-Es increíble -dije con una expresión de entusiasmo en mis ojos-. Estoy en un reino... de magos. Estoy deseando conocer el reino..

-Me alegro de que estés entusiasmada -dijo Jake con su sonrisa habitual-. Primero vayamos a conocer el lugar donde vivirás durante este tiempo. De paso conocerás a tu maestra.

-Voy a aprender a ser maga -susurré.

Empezamos a bajar por el cerro hasta que llegamos abajo. Allí nos adentramos en Dahelya. Allí se respiraba un aire extraño, que me costaba respirar.

-Es el polvo mágico -me explicó jake-. Te costará respirar, pero te acostumbrarás.

Seguimos andando hasta encontrarnos delante de una casa enorme. Jake entró y yo le seguí. Había una chica, joven, de pelo corto y castaño oscuro. Sus ojos eran de un tono parecido a la miel. En cuanto cerramos la puerta de la casa, la chica se giró y sonrió, de una manera que me resultaba familiar.

-Hola Jake -dijo ella.

-Hola -saludó Jake-. Caroline, quiero presentarte a mi hermana, Indara. También será tu maestra.

Indara vino hacia mi y me dió dos besos de bienvenida.

-Encantada de conocerte -dijo ella, con una sonrisa.

-Igualmente -dije yo-. Estoy encantada de estar aquí.

<< Magia...>> pensé. Iba a aprender a hacer magia, y mejor aún, otros tres chicos iban a sentir la misma sensación que yo, iban a vivir una experiencia conmigo y con este mundo habitado de magos.

-Sígueme, te enseñaré tu habitación -me dijo Indara.

Asentí con la cabeza y la seguí. Era una habitación grande: una ventana con vistas al cerro del que habíamos bajado, una estantería llena de libros de magia, un pequeño escritorio... y dos camas. En una de ellas se encontraba una chica, leyendo un libro de magia.

-Christine -la llamó Indara-. Ella es Caroline, tu compañera de habitación y de aprendizaje.

Miró por encima del libro y lo cerró de inmediato. Saltó de la cama y vino hacia mí.

-Así que tú eres Caroline -dijo Christine en tono burlón-. Me han hablado mucho de tí. Tenía muchas ganas de conocerte.

-Bueno chicas -interrumpió Indara-. Os dejo solas para que os vayáis conociendo.

Salió de la habitación y cerró la puerta a su vez.

-¿Llevas mucho tiempo aquí, en Dahelya? -pregunté.

-Una semana -contestó ella con un suspiro-, pero aún no he empezado las clases de magia. Aún tienen que venir dos más para que podamos empezar.

Miró hacia la ventana.

-Oye tengo que irme -dijo Christine de repente-. He quedado con dos magos para una reunión importante.

-Vale -contesté-. Yo te espero aquí.

Salió de la habitación y yo cogí el libro que ella había dejado tirado en su cama y me puse a leer, a esperar a Christine.

-Me caerá bien -sonreí.

Capítulo 3: La historia de Dahelya



Jake suspiró y comenzó a hablar:

-Hace tres años, un país de hechiceros llamado Dahelya entró en guerra. Los dos reinos más fuertes del país, Moonlight y Darkblood, iniciaron una guerra para hacerse con el dominio de Dahelya, y gobernar sobre todo el país.

-Pero, ¿qué tiene que ver eso conmigo? -dije con un tono interrogante.

-Espera a que acabe. Moonlight, prometía un país libre y justo, mientras que Darkblood, los hechiceros de la magia negra, lo único que querían era el poder sobre Dahelya y tener a sus inferiores como esclavos -Jake suspiró y desvió la mirada un instante-. La reina de Moonlight mandó a cuatro hechiceros a buscar a cuatro jóvenes con descendientes del país. Yo soy un hechicero de Dahelya y me enviaron a por una jóven llamada Caroline.

Jake me dedicó una sonrisa y desde ahí entendí lo que me quería decir.

-¿Estás insinuando que yo soy en parte una... -no pude acabar la frase, Jake habló antes.

-... hechicera dahelyana? -Jake emitió una pequeña risa-. Sí. Intento llevarte a Dahelya a que aprendas a manejar tu parte de maga.

-¿Parte maga? -suspiré y me llevé la mano a la barbilla-. Dices que yo soy... ¿maga?

-Exacto, y pretendo llevarte a Dahelya, quieras o no -dijo Jake, ya más serio.

-Pero, mi familia se preocupará si paso demasiado tiempo fuera -comenté yo-, y según lo que me has contado, supongo que tardaremos bastante tiempo en volver, ¿no es así?

-Sí, pero Dahelya es un mundo alternativo -me contó Jake-. En cuanto volvamos lo encontrarás todo como estaba. Nadie se habrá dado cuenta de que te has ido, por mucho tiempo que estés fuera de este mundo.

-Bu-bueno -titubeé un poco al principio-, si es así supongo que podré ir a ese lugar.

Jake me sonrió y luego se puso de pie. Yo le imité.

-Se te ve una chica bastante buena -sonrió Jake, de nuevo-. Creo que aprenderás bastante rápido las técnicas mágicas.

-Gracias -le dije dedicándole una sonrisa amistosa-. Espero que todo salga bien.

-Tranquila, no te preocupes. La magia no suele fallar -me tranquilizó él-. Te prometo que todo saldrá como esperamos.

Me sentía cómoda junto a él. Hacía que sintiese que el era como un hermano mayor. Sus palabras me tranquillizaron un poco.

-Pues -dije colocándome delante suya-, si la magia es un método seguro y hay que ir a ese mundo mágico del que hablas -suspiré-, no esperemos más. Haz lo que tengas que hacer para llevarnos allí.

Jake sonrió. Se colocó a mi lado, hizo un movimiento extraño con las manos que me hizo sonreir. Sin darme cuenta, mis pies y los suyos se elevaban cada vez más del suelo. Nos paramos en el aire. Fijé una larga mirada en Jake.

-Tranquila -masculló-. Todo saldrá bien.

Asentí con la cabeza y miré hacia delante. Sin darme cuenta, nos difuminamos en el aire para viajar hacia Dahelya...

Capítulo 2: Caroline Morgan



Abrí los ojos. Estaba tumbada en una sala iluminada por una pequeña lámpara de mesa. Miré a todos los lados, asustada. Intenté levantarme pero un fuerte dolor de cabeza y de cuello se apoderaban de mi cuerpo y me impedían moverme. Giré lentamente la cabeza, intentando no hacerme daño. Vi a un chico, manipulando un ordenador, con la mirada perdida en este. Me levanté cuando cesó mi dolor de cabeza. Me acerqué lentamente a aquel chico, intentando no llamar su atención. No lo conseguí. Se dio media vuelta y me lanzó una mirada cálida. Tendría unos 19 años, era alto y delgado, con ojos verdes y pelo castaño.


-Hola -dije algo tímida.


-Hola- dijo el, y me lanzó una sonrisa.


-¿Tú has sido el que me golpeaste en la playa? -le dije.


-Sí, lo siento, te necesitaba aquí. Con razón -me dijo él chico.


-¿¡Con razón!?¿¡Qué razón es para que me dejes inconsciente!? -dije enfadada.


-Cuando te lo cuente, lo sabrás -me dijo.


-Bueno, da igual. Una pregunta, ¿dónde estamos?


-Estamos en una cabaña, en el bosque -dijo él.


-Pero... ¿quién eres tú? -dije yo, sin entender por qué estábamos en el bosque, cuando mis últimos recuerdos se encontraban en la playa.


-Soy Jake -dijo-. Supongo que tu serás Caroline.


 Me quedé boquiabierta. ¿Cómo narices sabía mi nombre? No me lo pensé más veces, la curiosidad me comía viva. Tenía miles de preguntas por hacerle.

-Pero, ¿cómo sabes mi nombre?¿Y qué es este sitio?¿Y cómo...? -no pude terminar la pregunta, él se me adelantó.


-No vayas tan deprisa. Irás descubriendo las cosas poco a poco. Caroline, tú eres bastante especial, es normal que conozca tu nombre. Y ya te lo he dicho, esto es una cabaña en el bosque.


-Pero... No entiendo nada -me eché las manos a la cabeza, intentando poner en orden todos mis pensamientos-. Estoy tiene que tener una razón lógica. No sé como he llegado aquí, necesito saber cómo he llegado, saber qué estoy haciendo aquí, esto es demasiado...


Me dejé caer al suelo, de rodillas. Me hice daño. Hice una mueca de dolor y lleve las dos manos a mi rodilla izquierda.


-No te pongas así -me dijo Jake-. Aún tienes que conocer bastantes cosas, pero no sobre mí, sobre tí, sobre tu historia.


-¿Pero que historia?¿Qué me quieres decir? -dije yo, ansiosa por conocer todo.


-Siéntate, es una larga historia -me dijo.


 Me senté, junto a él, esperando saber todo lo que yo no conocía sobre mí...

Capítulo 1: Secuestro en la playa

 

 Era ya de noche cuando comencé a andar hacia el mar. Era mi lugar de tranquilidad y de desconexión, yo sentía que, aunque no tocase el agua, mi alma salía de mi cuerpo para vagar sobre las olas. Me tumbé en la arena y observé aquel cielo que desde que vivía en la costa observaba con tanto entusiasmo. El suave contacto con la piel en la fina arena de la playa hacía que me relajara. Me dejaba llevar por la cálida brisa del mar a un mundo de paz y tranquilidad, en el que solo podía estar yo. Entre la suave brisa, el choque de las olas, y aquel manto de estrellas que inundaba el cielo, sentía como me desconectaba del mundo para relajarme y disfrutar de todo. Alcé la mirada al cielo, para observar el manto de estrellas que tanto me impresionaba, pero algo me estremeció. Empecé a notar que todo se hacia más oscuro y lo que me hacía aún más estremecerme, ser observada. Me giré lentamente, sin entender lo que estaba pasando. Me encontré una sombra, que lentamente se acercaba hacia mi lugar. Sentí miedo y angustia.

Estaba paralizada, no sabía que hacer, sólo quedarme quieta esperando que se acercase para descubrir de quién se trataba.


-¿Qué... quién eres? -dije en un fino hilo de voz- No te acerques a mí...

 

 La sombra no contesto. Sentí el mayor miedo que nunca había pasado. Cerré los ojos pensando que eso eran solo imaginaciones mías, pero estaba equivocada. Mientras tenía los ojos cerrados y con la cabeza entre las piernas, de repente sentí un fuerte golpe en la cabeza. Intenté resistirme pero no pude. Me dejé caer sobre la arena y, en un segundo, el mundo se volvió completamente blanco...

Sinopsis

Caroline, una chica de 14 años va una noche a la playa para desconectar del mundo. Se le aparece un desconocido que al cabo del tiempo, la desvela el secreto que estaba escondido dentro de Caroline. Gracias a ella y a otros tres jóvenes, podrán salvar un mundo nuevo, que les llevará a vivir la mayor aventura de su vida...