Lo importante no es saber cuando podemos mirar a una persona a sus ojos, si no saber descubrir la magia que hay en ellos...
domingo, 9 de septiembre de 2012
Capítulo 5: Conociendo a Dylan y a Jonathan
Me quedé hasta tarde leyendo, esperando a Christine. Los ojos se me cerraban del sueño. Dejé el libro en la estantería y me tiré en la cama, a dormir. De repente, oigo una puerta que se abre. Giré la cabeza. Era Indara.
-¿Ocurre algo? -dije enderezándome.
-Christine ya ha llegado. Te espera fuera -dijo ella acercándose a mí-. Dice que quiere presentarte a alguien.
-Vale, dila que enseguida bajo.
Indara sonrió y salió de la habitación. Me levanté y pestañeé un poco para despejarme. Bajé las escaleras de la casa y abrí la puerta a la calle. Christine estaba hablando con dos chicos. En cuanto salí, Christine me miró y sonrió.
-Caroline, ellos dos son Dylan y Jonathan.
Jonathan me sonrió y me saludó con un gesto. Yo le devolví la sonrisa. Desvié la mirada para que no notase que mis mejillas se habían encendido. Su pelo era de un rubio oscuro y sus ojos eran marrones, como los míos.
-Encantada de conoceros -dije yo, tendiéndole la mano a Jonathan y a Dylan-. Soy Caroline.
-Caroline, lo mejor de todo esto -explicó Christine-, es que ya podemos empezar las clases de magia. Ellos dos son los dos chicos que nos faltaban para poder empezar las clases. El mago Klaynn los encontró y los trajo aquí.
-¡Genial! ¿Y cuando comenzamos las clases? -dije con un tono interrogante.
-Mañana mismo, en el cerro que tenemos justo al lado de casa -me explicó Christine-. Si realizamos un hechizo mal, por lo menos no causaremos ningún estropicio.
-Bueno -soltó Dylan-, mañana nos vemos, ya es tarde.
-Vale, nos vemos en las clases de magia -les dije yo mostrándoles una sonrisa-. Hasta mañana.
Christine y yo empezamos a andar hacia la casa. Giré la cabeza mirando a Jonathan. Él también se giró. Nos intercambiamos una sonrisa. Me giré y comencé a andar más rápido.
-¿Estás bien? -me preguntó Christine.
-Sí, sí, son los nervios. Ya sabes, las clases.
-Será mejor que descansemos -dijo Christine-. Mañana nos espera un día muy largo.
Entramos a la casa y subimos a nuestra habitación. Me tiré en la cama, cansada.
-Se te nota muy nerviosa -me dijo Christine sentándose a mi lado-. ¿Estás segura de que estás bien?
-Sí. Esto es nuevo para mí y estoy muy nerviosa y no puedo parar de pensar en...
Iba a decir en Jonathan, pero respiré hondo dos veces y no lo dije.
-... en las clases.
-Tranquila, es normal. Mañana después de la primera clase ya no tendremos tantos nervios -dijo Christine poniéndo su mano en mi hombro-. Ahora descansa, lo necesitas.
-Gracias -la sonreí-.
Me tumbé en la cama y miré hacia la ventana. Mirando las estrellas y la enorme luna que brillaba en el cielo, me quedé dormida en un profundo sueño...
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