Lo importante no es saber cuando podemos mirar a una persona a sus ojos, si no saber descubrir la magia que hay en ellos...

sábado, 26 de enero de 2013

Capítulo 13: Desaparecido

Los grandes rayos del enorme sol que había sobre Dahelya se colaban entre las grandes hojas de los árboles. Me levanté y me estiré sobre la gran rama del árbol. Parpadeé un par de veces hasta que me despejé por completo, y, después de esto, pude contemplar como Indara aún seguía dormida. No era de extrañar, pues el día anterior Indara no había descansado hasta muy tarde. Levitando, bajé del árbol y, antes de llegar hasta abajo, vi como Shyra ya estaba esperándonos a Indara y a mí. Cuando llegué abajo, Shyra me recibió con una gran sonrisa.


-Buenos días Caroline -murmuró ella con una gran sonrisa-, ¿dónde se encuentra tu maestra? Creía que ya estaríais las dos lista para proseguir con el viaje.


Ladeé la cabeza de un lado a otro mientras mantenía una sonrisa en mis labios.


-Pues no es así -dije sonriente-. Indara aún está arriba descansando, está molida desde ayer por la noche.


Shyra mostró en su rostro un signo de sorpresa. Después, sonrió de oreja a oreja.


-Oc... ¿ocurre algo, Shyra? -la pregunté.


-¿Has dicho Indara? -preguntó ella, aún sorprendida-. ¿Tu maestra es Indara Khybber?


Asentí con la cabeza, sin estar segura del todo. No sabía si se referiría a ella pero... ¿A qué otra Indara podía conocer?


-Es increíble -prosiguió ella-. Nosotras dos fuimos juntas en la escuela de magia. Eramos íntimas amigas, nada nos podía separar: excepto el destino, que es lo que hizo.


-En... ¿en serio? -dije felízmente.


Shyra asintió con la cabeza y su sonrisa se hizo aún más amplia.


-De verdad -dijo Shyra.


Dicho esto, Shyra empezó a elevarse, más rápida que como yo había hecho tiempo atrás. Subió a la rama del árbol y despertó a Indara. Yo, me quedé desde abajo, mirando y esperando a que las dos bajasen del árbol. Al bajar, las dos hablaban seguidamente, tendrían miles de cosas que contarse entre ellas.



*     *     *     *     *     *

 


-Está bien -dijo Christine tumbándose en el césped-, ya no puedo más.


Jonathan y Dylan copiaron a Christine y se tumbaron junto a ella. Christine arrancaba la hierba con una mano mientras con la otra jugueteaba con su pelo rubio. Alzó la mirada y se quedó mirando las grandes copas de los árboles. Dylan se apoyó su espalda en un árbol y lanzó un suspiro de agotamiento e intercambió una mirada con Jonathan, que le miraba con cansancio.


-¿Crees que les encontraremos a tiempo? -murmuró Dylan.


-Debemos encontrarles -dijo Christine incorporándose un poco hasta quedar mirando a Dylan a sus ojos azules-. Caroline e Indara no deben de estar muy lejos y no podemos desistir ahora. Estamos en medio de un bosque en el que nunca hemos estado y necesitamos seguir dando vuelvas hasta encontrarlas. Es la única opción que nos queda.


Los tres se quedaron pensativos, hasta que un ruido extraño les sobresaltó.


-Qué... ¿qué ha sido eso? -preguntó Jonathan poniéndose de pie, alerta.


-No lo sé -contestó Dylan-, pero esto no me da muy buena espina.


Christine se levantó rápidamente e hizo una señal a Jonathan y a Dylan para que la siguiesen.


-Salgamos corriendo de aquí, no quiero que nos pase nada.


Los tres comenzaron a correr. Algo destrás suya se movía rápidamente, pero no eran capaces de percibir que era. Se escuchó un gran ruido cerca de ellos, pero no hicieron caso y continuaron corriendo, no querían descubrir que era aquello que les acechaba.



*     *     *     *     *     *



Shyra e Indara no pararon de charlar durante el camino. Yo, las miraba con curiosidad. Indara, que no había hablado mientras habíamos comenzado el viaje, ahora estaba charlando más que nunca. Se la veía feliz, a pesar de no saber donde se encontraba su hermano mayor, que la había cuidado desde pequeña, ya que sus padres murieron en una guerra en Rhöeld, reino en el que habían nacido los kerems.


-Demos las gracias a los dioses por esto -dijo Indara-. Nunca pude imaginarme que después de tanto tiempo nos volviésemos a encontrar.


-Todas nuestras gracias -dijo Shyra-. Me alegra mucho volverme a encontrar contigo.


Continuaron hablando por el camino. El sol ya empezaba a ponerse. En ese momento, intervení en la conversción por primera vez.


-Siento interrumpir -dije intentando llamar la atención-, creo que deberíamos parar aquí. Ya está anocheciendo y necesitamos descansar.


Indara asintió junto a Shyra y las tres nos dirigimos hasta un pequeño poblado enano, donde pasaríamos la noche.



*     *     *     *     *     *



Aún continuaban corriendo. No habían parado, hasta que vieron un pequeño poblado, justamente el poblado en el que Caroline, Shyra e Indara. Corrieron hasta el y vieron a Indara y a Caroline junto a otra chica que aún era una desconocida para ellos. Corrieron hacia Caroline.


-¡Caroline! -gritaron al unísono.



*     *     *     *     *     *



Me giré y eché a correr yo también. Abracé a Christine con todas mis fuerzas y después abrecé a Dylan.


-Chicos, como me alegro de que estéis aquí -dije sonriente.


-Queríamos acompañarte a buscar a Jake y a Klaynn, no queríamos dejarte sola.


Suspiré y los volví a abrazar a los dos, después los miré con agradecimiento, pero noté que faltaba alguien...


-Muchísimas gracias chicos pero... ¿Jonathan no ha querido venir?


-¿Qué? -dijo Christine extrañada-. Claro que ha venido, si está aq... -Christine calló y se quedó estupefacta. Después miró por donde habían venido y cruzó su mirada con la de Dylan.


-No me digas que... -dijo Dylan sin acabar la frase.


-Sí, sí ha pasado... -dijo Christine.


-¿Alguien me puede explicar que está ocurriendo? -dije seriamente.


-Caroline -dijo Dylan, preocupado-, Jonathan venía con nosotros. Todo andaba bien hasta que entramos en aquel bosque -señaló un bosque que se encontraba al oeste-. Comenzamos a oir ruidos extraños y echamos todos a correr, pero a Jonathan le debe haber alcanzado... eso.


Su voz cada vez era más apagada. Miré a Christine, y ella asintió, preocupada. Volvía a alzar mi mirada hacia Dylan.


-¿Y qué es "eso"? -pregunté.


-No lo sabemos -me contestó-. Oíamos sus pasos y lo único que hicimos es huir de aquello. Pero Jonathan no tuvo la misma suerte que nosotros de poder escapar.


-¿Y dónde está? -pregunté entrecortada.


-No lo sabemos -contestó esta vez Christine-. Está dentro de aquel bosque -señaló el mismo bosque que antes había señalado Dylan-. Algo le ha secuestrado y no sabemos que ha ocurrido con él.


Se me hizo un nudo el estómago. Comencé a dar pasos hacia atrás, después, me giré eché a correr hasta la cabaña en la que Indara había entrado.



*     *     *     *     *     *



-¡Indara! -dije corriendo hacia ella-. Hay un grave problema.


-¿Qué pasa Carolione? -dijo mientras bebía un brebaje extraño que los dueños de aquella posada la habían entregado.


-Christine y Dylan están aquí.


-¿Y cuál es el problema? -dijo Indara mientras daba un sorbo a su bebida.


-Que habían venido con Jonathan, pero le han secuestrado.


Indara se atragantó con su bebida. Se levantó de golpe y la seguí hasta la puerta. Salió de ella y se dirigió hacia Dylan y Christine.


-Vámonos -dijo haciéndonos una señal-. Nos vamos a buscar a Jonathan.


Los tres asentimos. Comenzamos a andar hacia aquel bosque tan extraño, tan oscuro, que daba escalofríos. Habíamos llegado al bosque de Ghörem.

domingo, 6 de enero de 2013

Capítulo 12: Shyra Gayer

La luna y las estrellas cubrían el cielo nocturno de Dahelya y Christine aún no descansaba. Examinó la casa, rodeó el cerro, recorrió por enésima vez las calles estrechas de Bharerr, pero no encontró nada. Exhausta, Christine se sento en un banco, ya desesperada. Apoyó sus brazos sobre sus rodillas y lanzó un suspiro de agotamiento. De repente, una mano se posó sobre el hombro de Christine y esta, sobresaltada, se giró para ver de quién se trataba. Sonrío al ver que era Dylan y a su lado de acompañaba Jonathan. Estos rodearon el banco y se sentaron al lado de Christine.


-¿Estás bien? -la preguntó Jonathan- ¿Qué haces que no estás descansando a estas horas?


Christine se giró hacia Jonathan, que este tenía posada su mirada de color marrón sobre ella.


-Me he pasado todo este tiempo buscando a Indara y a Caroline -dijo apoyando su espalda en el banco-. No aparecen por ninguna parte, y tampoco aparece Jake. ¿Y qué hay de vosotros? ¿Vosotros tampoco descansáis?


Dylan y Jonathan ladearon la cabeza de un lado a otro.


-Klaynn no está en casa -dijo esta vez Dylan-. Le hemos buscado muchas veces pero no aparece por ningún lado. Nos contó que tenía unos asuntos pendientes con Jake, unos asuntos en el bosque de Ghörem.

 

Christine frunció el ceño. Había oído hablar de ese bosque, pero lo que sus oídos habían escuchado no era nada bueno. Christine se levantó del banco y de repente entendió todo. Indara y Caroline se habían ido en busca de Jake, pero ¿por qué Caroline también? Christine no lo sabía pero si tenía claro una cosa: iría en busca de Caroline y de Indara a aquel bosque, quería vivir su primera aventura en Dahelya, quería adentrarse a lo desconocido. La daba igual lo que hubiese en ese bosque, solo tenía claro una cosa: no dejaría escapar la oportunidad de indagar en el bosque de Ghörem.


-Chicos -dijo girándose hacia ellos dos-, me voy al bosque de Ghörem.


Dylan y Jonathan se asombraron. Christine se dirigió a paso ligero a la casa de Indara, donde cerró al puerta de golpe y empezó a preparar todas las mercancías para su viaje.


Fuera, Dylan y Jonathan se quedaron en silencio un buen rato, pero después, iniciaron una conversación.


-¿Crees que deberíamos ir con ella? -dijo Jonathan al fin.


-Por supuesto -contestó Dylan-. Christine cree que es muy independiente, pero se perderá enseguida. Deberíamos acompañarla, de paso también averiguamos que se traía Klaynn entre manos.



*     *     *     *     *     *



Me desperté, sobresaltada. Había tenido una pesadilla. Vi como Indara descansaba dulcemente apoyaba en el tronco del árbol, y decidí no molestarla. Saqué mi varita y moví las manos haciéndome levitar. Salté ligeramente desde el árbol y caí lentamente, aún con la varita en mi mano. Cuando llegué al suelo, realicé una bola de fuego en mi mano, para poder ver en aquella oscuridad que dominaba el bosque. La pequeña llama que encendí sobre mi mano me bastó para ver que a pocos metros de mí, se encontraba una sombra difuminada entre los árboles. Tragué saliva, en esos momentos, prefería haber continuado en mi pesadilla que haber bajado del árbol a explorar la zona. Me acerqué, lentamente, y me quedé a una prudente distancia de aquella sombra. Más de cerca, pude ver que era una persona y por sus rasgos físicos pude ver que era una mujer. La mujer se giró y me vió. En ese instante, pegué mi espalda al árbol más cercano y aquella chica vino hasta estar a menos de un metro de mí.


-¿Quién eres tú? -dijo la extraña. Clavó sus ojos morados en mí y en ese momento me estremecí. Me miró de arriba a abajo y luego añadió unas palabras-. ¿Y que hacías en este bosque?


Tragué saliva y la miré, intimidada por su mirada y por la daga que se escondía en su cinturón.


-Soy Caroline -dije con la voz temblorosa-, Caroline Morgan. Voy de viaje hacia el bosque de Ghörem -el miedo me paralizó por unos instantes, pero finalmente, me decanté por preguntar-. ¿Y quién eres tú?


Aquella chica esbozó una sonrisa y escupió una leve carcajada.


-¿Yo? -dijo. Su voz era cantarina y dulce, pero al mismo tiempo era misteriosa-. Yo soy Shyra Gayer, guerrera del clan élfico. Con que Caroline, ¿es así? Había oído hablar de tí, eres una terrestre de la profecía.


Iba a pronunciar palabra pero decidí no hacerlo. ¿Cómo me conocía? ¿Acaso era tan importante la profecía? Aún estaba muy perdida por este mundo mágico. Profecías, magia, guerreros...


-Sí, soy yo -dije yo más tranquila-. ¿Qué es el clan élfico?


Sus ojos morados resplandecieron por un instante. Después me miró y sonrió.


-El clan élfico es un grupo de elfos que luchan contra la hermandad de los guerreros de la noche. Los guerreros de la noche son el clan de los magos oscuros que se quieren apoderar de Dahelya, con la ayuda de sus aliados, los kerems -sonrió pícaramente y me clavó una mirada-. Creo que tú podrías acabar con ellos.


-¿Yo? -enarqué una ceja y después añadí:- No tengo casi conocimientos sobre magia, ahora mismo no serviría en una guerra mágica.


Shyra sonrió y negó con la cabeza.


-Eso me temía -dijo Shyra-, ¿vienes con tu maestra?


Asentí con la cabeza y acto seguido, miré al árbol donde Indara descansaba.


-Bien, os acompañaré en vuestro viaje, tengo unos asuntos pendientes en Ghörem -sonrió Shyra-, de paso me gustaría ver que secretos se esconden allí -levantó un dedo y me señaló a mí-. Mañana nos vemos aquí, partiremos junto a tu maestra.


Dicho esto, se giró y se fue por donde había venido, pero antes hablé.


-Pero, no creo que sea una buena idea, puede que... -callé, pues vi como la guerrera se giró y me fulminó con una mirada. Tragué saliva y asentí con la cabeza-. Vale, hasta mañana.


Shyra sonrió y continuó su camino. Después de esto, cerré la llama de mi mano y con mi varita, levité. Cuando llegué a la rama donde antes me había despertado, caminé hasta ella con cuidado de no despertar a Indara y me volví a dormir, como si no hubiese ocurrido nada...


*     *     *     *     *     *

 

Christine salió de la casa con una mochila colgada sobre su hombro derecho y andaba con paso firme. Llevaba la vista fija en el horizonte, donde se extendía el bosque de Moonlight, y tras él, el bosque de Ghörem. Fue a dar un paso, pero alguien la paró posando su mano en el hombro que la quedaba libre. Eran Dylan y Jonathan. Sonrió al verlos.


-Chicos -preguntó Christine-, ¿qué hacéis aquí?

 

-No dejaremos que vayas sola -dijo Dylan sonriendo-. Alguien te tenía que acompañar.

 

Christine sonrió a su vez y les abrazó a los dos, con fuerza.

 

-Gracias chicos -musitó Christine-, gracias por acompañarme.

 

Christine se separó de los dos y esta vez, habló Jonathan.

 

-No perdamos más tiempo -dijo Jonathan-, hay un largo camino hasta Ghörem.

 

Dicho esto, los tres jóvenes emprendieron el camino hacia el bosque de Ghörem...