Lo importante no es saber cuando podemos mirar a una persona a sus ojos, si no saber descubrir la magia que hay en ellos...

viernes, 28 de septiembre de 2012

Capítulo 6: Aprendiendo magia

Abrí los ojos lentamente. El sol se colaba en la habitación iluminándola entera. Me enderecé y me levanté. Me vestí y me levanté cuidadosamente para no despertar a Christine. Christine. Miré su cama y estaba vacía.


-Qué raro...


Bajé corriendo las escaleras y allí estaba Christine junto a Indara.


-Buenos días -dije mientras bajaba corriendo las escaleras.


-Buenos días -contestó Christine nerviosa-. ¿Nerviosa?


-Sí -dije casi riéndome-, pero no tanto como tú.


Christine andaba de un lado a otro de la sala, mordiendo una manzana. Más que andar, saltaba, iba brincando por toda la cocina. No podía parar.


-Tranquila -dije agarrándola del brazo para que parase-, me estás poniendo nerviosa a mi también.


-Lo siento Caroline-dijo sintiéndose culpable-, es que la magia, Dahelya, todo... 


-Lo sé, es algo nuevo, indescriptible -dije con intención de tranquilizar más a Christine-. Pero tienes que intentar calmarte. Desayunaremos, saldremos de casa, buscaremos a Jonathan y a Dylan e iremos a nuestra primera clase, ¿entendido?


Christine sonrió de oreja a oreja. Nos sentamos a desayunar. Acabamos e Indara nos explicó un poco como iban a ser las clases. Salimos de casa, en busca de Dylan y Jonathan. Cuando salieron de su casa, nos fuimos andando hasta el cerro. Todos hablábamos a la vez, pero sobre todo se oía a Christine. Iba tan emocionaba que en algún momento el corazón se la iba a salir del pecho. 

Al llegar al cerro nos esperaba Indara. Tenía un artilugio extraño; era una bola de cristal que desprendía un brillo azulado y que estaba sujeta a una especie de vara gruesa. También sujetaba en la mano que la quedaba libre cinco objetos que desde lejos, no sabría distinguir bien. Cuando llegamos junto a ella nos explicó que eran todos los objetos que tenía.


-Esto -señaló la bola de cristal-, es el Garggif, una bola de cristal que transmite toda la energía necesaria para hacer cualquier hechizo. Con esta bola todos los hechiceros novatos aprenden a hacer magia. Esto ya es más común. Abrid las manos.


Todos abrimos nuestras manos y Indara depositó en cada una de ellas un objeto similar a un palo, pero que tenía una tenue luz de colores a su alrededor.


-Estas son vuestras varitas mágicas -nos explicó Indara- con ellas haréis todos vuestros hechizos y también almacenaréis en ella toda la energía mágica que os otorgará el Garggif. Cada luz que rodea vuestra varita significa vuestro poder principal. Ahora veremos cuáles son vuestros poderes. Ya mañana empezaremos con los hechizos, pero hoy, descubriremos cual es el poder de cada uno de vosotros.


Indara se puso delante del Garggif y puso su varita delante de él y un rayo azulado se disparó hacia la varita de Indara. La luz se concentró en la varita de Indara y se disparó al cielo formando un destello de luz azul y dorado.


-Ahora intentadlo vosotros -nos animó Indara-. No es difícil. Solo concéntrate y deja que la magia pase dentro de tí.


Me puse delante del Garggif e hice un movimiento con la varita, el mismo movimiento que realizó Indara con  la suya. Un suave brillo azulado apareció en la punta de la varita. La alcé sobre mi cabeza la varita y una luz azul y plateada estalló en el cielo. Sonreí mirando la luz que había creado.


-Caroline -me giré hacia Indara mientras ella hablaba-, tu poder es la luz. La luz de las estrellas y del cielo es tu poder. Tú nos ayudarás a iluminar el camino que Moonlight debe seguir para alcanzar la victoria. Christine -dijo girándose hacia ella-, es tu turno.


Christine hizo lo mismo que hice yo y le salió una luz azul y roja. Se giró esperando la respuesta de Indara.


-Christine -dijo Indara sonriendo-, tu poder es el fuego. El calor fluye por tí y gracias al fuego que te rodea podrás ayudarnos a quemar Darkblood y a liberarnos de esta guerra. Dylan -dijo mirándole-, te toca.


Dylan nos copió en movimientos y su luz azul se mezcló con una luz verde. Indara se dirigió delante suya.


-Dylan -dijo posando su mano en el hombro de Dylan-, tu poder es la naturaleza. Tú nos ayudarás a dar vida a nuestro reino y a dar vida al reino de Darkblood cuando consigamos derrotarlos. Por último -dijo Indara con una sonrisa dedicada a Jonathan-, tú Jonathan. Adelante.


Realizó los mismos movimientos con la varita y la luz azul se mezclo con otro azul, pero más oscuro. Indara sonrió como todas las veces nos había sonreído a todos.


-Jonathan -dijo Indara-, tu poder es el agua. Junto a Dylan vas a conseguir dar vida a nuestro reino y vas a inundar el reino de Darkblood hasta que sean derrotados. Luego todos juntos conseguiremos dar el mejor destino para todo nuestro reino -Indara suspiró-. Ya podéis iros. Mañana comenzaremos a aprender hechizos. 


Indara cogió el Garggif y su varita y se dirigió a la casa. Nosotros nos bajamos a la plaza del reino a intentar descifrar porqué eramos tan importantes para Moonlight y que era lo que podíamos aportar...

domingo, 9 de septiembre de 2012

Capítulo 5: Conociendo a Dylan y a Jonathan


Me quedé hasta tarde leyendo, esperando a Christine. Los ojos se me cerraban del sueño. Dejé el libro en la estantería y me tiré en la cama, a dormir. De repente, oigo una puerta que se abre. Giré la cabeza. Era Indara.

-¿Ocurre algo? -dije enderezándome.

-Christine ya ha llegado. Te espera fuera -dijo ella acercándose a mí-. Dice que quiere presentarte a alguien.

-Vale, dila que enseguida bajo.

Indara sonrió y salió de la habitación. Me levanté y pestañeé un poco para despejarme. Bajé las escaleras de la casa y abrí la puerta a la calle. Christine estaba hablando con dos chicos. En cuanto salí, Christine me miró y sonrió.

-Caroline, ellos dos son Dylan y Jonathan.

Jonathan me sonrió y me saludó con un gesto. Yo le devolví la sonrisa. Desvié la mirada para que no notase que mis mejillas se habían encendido. Su pelo era de un rubio oscuro y sus ojos eran marrones, como los míos.

-Encantada de conoceros -dije yo, tendiéndole la mano a Jonathan y a Dylan-. Soy Caroline.

-Caroline, lo mejor de todo esto -explicó Christine-, es que ya podemos empezar las clases de magia. Ellos dos son los dos chicos que nos faltaban para poder empezar las clases. El mago Klaynn los encontró y los trajo aquí.

-¡Genial! ¿Y cuando comenzamos las clases? -dije con un tono interrogante.

-Mañana mismo, en el cerro que tenemos justo al lado de casa -me explicó Christine-. Si realizamos un hechizo mal, por lo menos no causaremos ningún estropicio.

-Bueno -soltó Dylan-, mañana nos vemos, ya es tarde.

-Vale, nos vemos en las clases de magia -les dije yo mostrándoles una sonrisa-. Hasta mañana.

Christine y yo empezamos a andar hacia la casa. Giré la cabeza mirando a Jonathan. Él también se giró. Nos intercambiamos una sonrisa. Me giré y comencé a andar más rápido.


-¿Estás bien? -me preguntó Christine.

-Sí, sí, son los nervios. Ya sabes, las clases.

-Será mejor que descansemos -dijo Christine-. Mañana nos espera un día muy largo.

Entramos a la casa y subimos a nuestra habitación. Me tiré en la cama, cansada.

-Se te nota muy nerviosa -me dijo Christine sentándose a mi lado-. ¿Estás segura de que estás bien?

-Sí. Esto es nuevo para mí y estoy muy nerviosa y no puedo parar de pensar en...

Iba a decir en Jonathan, pero respiré hondo dos veces y no lo dije.

-... en las clases.

-Tranquila, es normal. Mañana después de la primera clase ya no tendremos tantos nervios -dijo Christine poniéndo su mano en mi hombro-. Ahora descansa, lo necesitas.

-Gracias -la sonreí-.

Me tumbé en la cama y miré hacia la ventana. Mirando las estrellas y la enorme luna que brillaba en el cielo, me quedé dormida en un profundo sueño...

Capítulo 4: Indara Khybber, la nueva maestra


Caímos sobre lo alto de un cerro. Jake aterrizó sin problemas, pero yo me tambaleé un poco. Cuando recuperé el equilibrio miré al frente y observé un gran reino que se expandía por el horizonte.

-Dahelya -dijo Jake.

Asentí con la cabeza. Dahelya parecía un reino normal, pero un pequeño brillo que desprendía hacía que pareciese... mágico.

-Es increíble -dije con una expresión de entusiasmo en mis ojos-. Estoy en un reino... de magos. Estoy deseando conocer el reino..

-Me alegro de que estés entusiasmada -dijo Jake con su sonrisa habitual-. Primero vayamos a conocer el lugar donde vivirás durante este tiempo. De paso conocerás a tu maestra.

-Voy a aprender a ser maga -susurré.

Empezamos a bajar por el cerro hasta que llegamos abajo. Allí nos adentramos en Dahelya. Allí se respiraba un aire extraño, que me costaba respirar.

-Es el polvo mágico -me explicó jake-. Te costará respirar, pero te acostumbrarás.

Seguimos andando hasta encontrarnos delante de una casa enorme. Jake entró y yo le seguí. Había una chica, joven, de pelo corto y castaño oscuro. Sus ojos eran de un tono parecido a la miel. En cuanto cerramos la puerta de la casa, la chica se giró y sonrió, de una manera que me resultaba familiar.

-Hola Jake -dijo ella.

-Hola -saludó Jake-. Caroline, quiero presentarte a mi hermana, Indara. También será tu maestra.

Indara vino hacia mi y me dió dos besos de bienvenida.

-Encantada de conocerte -dijo ella, con una sonrisa.

-Igualmente -dije yo-. Estoy encantada de estar aquí.

<< Magia...>> pensé. Iba a aprender a hacer magia, y mejor aún, otros tres chicos iban a sentir la misma sensación que yo, iban a vivir una experiencia conmigo y con este mundo habitado de magos.

-Sígueme, te enseñaré tu habitación -me dijo Indara.

Asentí con la cabeza y la seguí. Era una habitación grande: una ventana con vistas al cerro del que habíamos bajado, una estantería llena de libros de magia, un pequeño escritorio... y dos camas. En una de ellas se encontraba una chica, leyendo un libro de magia.

-Christine -la llamó Indara-. Ella es Caroline, tu compañera de habitación y de aprendizaje.

Miró por encima del libro y lo cerró de inmediato. Saltó de la cama y vino hacia mí.

-Así que tú eres Caroline -dijo Christine en tono burlón-. Me han hablado mucho de tí. Tenía muchas ganas de conocerte.

-Bueno chicas -interrumpió Indara-. Os dejo solas para que os vayáis conociendo.

Salió de la habitación y cerró la puerta a su vez.

-¿Llevas mucho tiempo aquí, en Dahelya? -pregunté.

-Una semana -contestó ella con un suspiro-, pero aún no he empezado las clases de magia. Aún tienen que venir dos más para que podamos empezar.

Miró hacia la ventana.

-Oye tengo que irme -dijo Christine de repente-. He quedado con dos magos para una reunión importante.

-Vale -contesté-. Yo te espero aquí.

Salió de la habitación y yo cogí el libro que ella había dejado tirado en su cama y me puse a leer, a esperar a Christine.

-Me caerá bien -sonreí.

Capítulo 3: La historia de Dahelya



Jake suspiró y comenzó a hablar:

-Hace tres años, un país de hechiceros llamado Dahelya entró en guerra. Los dos reinos más fuertes del país, Moonlight y Darkblood, iniciaron una guerra para hacerse con el dominio de Dahelya, y gobernar sobre todo el país.

-Pero, ¿qué tiene que ver eso conmigo? -dije con un tono interrogante.

-Espera a que acabe. Moonlight, prometía un país libre y justo, mientras que Darkblood, los hechiceros de la magia negra, lo único que querían era el poder sobre Dahelya y tener a sus inferiores como esclavos -Jake suspiró y desvió la mirada un instante-. La reina de Moonlight mandó a cuatro hechiceros a buscar a cuatro jóvenes con descendientes del país. Yo soy un hechicero de Dahelya y me enviaron a por una jóven llamada Caroline.

Jake me dedicó una sonrisa y desde ahí entendí lo que me quería decir.

-¿Estás insinuando que yo soy en parte una... -no pude acabar la frase, Jake habló antes.

-... hechicera dahelyana? -Jake emitió una pequeña risa-. Sí. Intento llevarte a Dahelya a que aprendas a manejar tu parte de maga.

-¿Parte maga? -suspiré y me llevé la mano a la barbilla-. Dices que yo soy... ¿maga?

-Exacto, y pretendo llevarte a Dahelya, quieras o no -dijo Jake, ya más serio.

-Pero, mi familia se preocupará si paso demasiado tiempo fuera -comenté yo-, y según lo que me has contado, supongo que tardaremos bastante tiempo en volver, ¿no es así?

-Sí, pero Dahelya es un mundo alternativo -me contó Jake-. En cuanto volvamos lo encontrarás todo como estaba. Nadie se habrá dado cuenta de que te has ido, por mucho tiempo que estés fuera de este mundo.

-Bu-bueno -titubeé un poco al principio-, si es así supongo que podré ir a ese lugar.

Jake me sonrió y luego se puso de pie. Yo le imité.

-Se te ve una chica bastante buena -sonrió Jake, de nuevo-. Creo que aprenderás bastante rápido las técnicas mágicas.

-Gracias -le dije dedicándole una sonrisa amistosa-. Espero que todo salga bien.

-Tranquila, no te preocupes. La magia no suele fallar -me tranquilizó él-. Te prometo que todo saldrá como esperamos.

Me sentía cómoda junto a él. Hacía que sintiese que el era como un hermano mayor. Sus palabras me tranquillizaron un poco.

-Pues -dije colocándome delante suya-, si la magia es un método seguro y hay que ir a ese mundo mágico del que hablas -suspiré-, no esperemos más. Haz lo que tengas que hacer para llevarnos allí.

Jake sonrió. Se colocó a mi lado, hizo un movimiento extraño con las manos que me hizo sonreir. Sin darme cuenta, mis pies y los suyos se elevaban cada vez más del suelo. Nos paramos en el aire. Fijé una larga mirada en Jake.

-Tranquila -masculló-. Todo saldrá bien.

Asentí con la cabeza y miré hacia delante. Sin darme cuenta, nos difuminamos en el aire para viajar hacia Dahelya...

Capítulo 2: Caroline Morgan



Abrí los ojos. Estaba tumbada en una sala iluminada por una pequeña lámpara de mesa. Miré a todos los lados, asustada. Intenté levantarme pero un fuerte dolor de cabeza y de cuello se apoderaban de mi cuerpo y me impedían moverme. Giré lentamente la cabeza, intentando no hacerme daño. Vi a un chico, manipulando un ordenador, con la mirada perdida en este. Me levanté cuando cesó mi dolor de cabeza. Me acerqué lentamente a aquel chico, intentando no llamar su atención. No lo conseguí. Se dio media vuelta y me lanzó una mirada cálida. Tendría unos 19 años, era alto y delgado, con ojos verdes y pelo castaño.


-Hola -dije algo tímida.


-Hola- dijo el, y me lanzó una sonrisa.


-¿Tú has sido el que me golpeaste en la playa? -le dije.


-Sí, lo siento, te necesitaba aquí. Con razón -me dijo él chico.


-¿¡Con razón!?¿¡Qué razón es para que me dejes inconsciente!? -dije enfadada.


-Cuando te lo cuente, lo sabrás -me dijo.


-Bueno, da igual. Una pregunta, ¿dónde estamos?


-Estamos en una cabaña, en el bosque -dijo él.


-Pero... ¿quién eres tú? -dije yo, sin entender por qué estábamos en el bosque, cuando mis últimos recuerdos se encontraban en la playa.


-Soy Jake -dijo-. Supongo que tu serás Caroline.


 Me quedé boquiabierta. ¿Cómo narices sabía mi nombre? No me lo pensé más veces, la curiosidad me comía viva. Tenía miles de preguntas por hacerle.

-Pero, ¿cómo sabes mi nombre?¿Y qué es este sitio?¿Y cómo...? -no pude terminar la pregunta, él se me adelantó.


-No vayas tan deprisa. Irás descubriendo las cosas poco a poco. Caroline, tú eres bastante especial, es normal que conozca tu nombre. Y ya te lo he dicho, esto es una cabaña en el bosque.


-Pero... No entiendo nada -me eché las manos a la cabeza, intentando poner en orden todos mis pensamientos-. Estoy tiene que tener una razón lógica. No sé como he llegado aquí, necesito saber cómo he llegado, saber qué estoy haciendo aquí, esto es demasiado...


Me dejé caer al suelo, de rodillas. Me hice daño. Hice una mueca de dolor y lleve las dos manos a mi rodilla izquierda.


-No te pongas así -me dijo Jake-. Aún tienes que conocer bastantes cosas, pero no sobre mí, sobre tí, sobre tu historia.


-¿Pero que historia?¿Qué me quieres decir? -dije yo, ansiosa por conocer todo.


-Siéntate, es una larga historia -me dijo.


 Me senté, junto a él, esperando saber todo lo que yo no conocía sobre mí...

Capítulo 1: Secuestro en la playa

 

 Era ya de noche cuando comencé a andar hacia el mar. Era mi lugar de tranquilidad y de desconexión, yo sentía que, aunque no tocase el agua, mi alma salía de mi cuerpo para vagar sobre las olas. Me tumbé en la arena y observé aquel cielo que desde que vivía en la costa observaba con tanto entusiasmo. El suave contacto con la piel en la fina arena de la playa hacía que me relajara. Me dejaba llevar por la cálida brisa del mar a un mundo de paz y tranquilidad, en el que solo podía estar yo. Entre la suave brisa, el choque de las olas, y aquel manto de estrellas que inundaba el cielo, sentía como me desconectaba del mundo para relajarme y disfrutar de todo. Alcé la mirada al cielo, para observar el manto de estrellas que tanto me impresionaba, pero algo me estremeció. Empecé a notar que todo se hacia más oscuro y lo que me hacía aún más estremecerme, ser observada. Me giré lentamente, sin entender lo que estaba pasando. Me encontré una sombra, que lentamente se acercaba hacia mi lugar. Sentí miedo y angustia.

Estaba paralizada, no sabía que hacer, sólo quedarme quieta esperando que se acercase para descubrir de quién se trataba.


-¿Qué... quién eres? -dije en un fino hilo de voz- No te acerques a mí...

 

 La sombra no contesto. Sentí el mayor miedo que nunca había pasado. Cerré los ojos pensando que eso eran solo imaginaciones mías, pero estaba equivocada. Mientras tenía los ojos cerrados y con la cabeza entre las piernas, de repente sentí un fuerte golpe en la cabeza. Intenté resistirme pero no pude. Me dejé caer sobre la arena y, en un segundo, el mundo se volvió completamente blanco...

Sinopsis

Caroline, una chica de 14 años va una noche a la playa para desconectar del mundo. Se le aparece un desconocido que al cabo del tiempo, la desvela el secreto que estaba escondido dentro de Caroline. Gracias a ella y a otros tres jóvenes, podrán salvar un mundo nuevo, que les llevará a vivir la mayor aventura de su vida...