Lo importante no es saber cuando podemos mirar a una persona a sus ojos, si no saber descubrir la magia que hay en ellos...

domingo, 9 de septiembre de 2012

Capítulo 4: Indara Khybber, la nueva maestra


Caímos sobre lo alto de un cerro. Jake aterrizó sin problemas, pero yo me tambaleé un poco. Cuando recuperé el equilibrio miré al frente y observé un gran reino que se expandía por el horizonte.

-Dahelya -dijo Jake.

Asentí con la cabeza. Dahelya parecía un reino normal, pero un pequeño brillo que desprendía hacía que pareciese... mágico.

-Es increíble -dije con una expresión de entusiasmo en mis ojos-. Estoy en un reino... de magos. Estoy deseando conocer el reino..

-Me alegro de que estés entusiasmada -dijo Jake con su sonrisa habitual-. Primero vayamos a conocer el lugar donde vivirás durante este tiempo. De paso conocerás a tu maestra.

-Voy a aprender a ser maga -susurré.

Empezamos a bajar por el cerro hasta que llegamos abajo. Allí nos adentramos en Dahelya. Allí se respiraba un aire extraño, que me costaba respirar.

-Es el polvo mágico -me explicó jake-. Te costará respirar, pero te acostumbrarás.

Seguimos andando hasta encontrarnos delante de una casa enorme. Jake entró y yo le seguí. Había una chica, joven, de pelo corto y castaño oscuro. Sus ojos eran de un tono parecido a la miel. En cuanto cerramos la puerta de la casa, la chica se giró y sonrió, de una manera que me resultaba familiar.

-Hola Jake -dijo ella.

-Hola -saludó Jake-. Caroline, quiero presentarte a mi hermana, Indara. También será tu maestra.

Indara vino hacia mi y me dió dos besos de bienvenida.

-Encantada de conocerte -dijo ella, con una sonrisa.

-Igualmente -dije yo-. Estoy encantada de estar aquí.

<< Magia...>> pensé. Iba a aprender a hacer magia, y mejor aún, otros tres chicos iban a sentir la misma sensación que yo, iban a vivir una experiencia conmigo y con este mundo habitado de magos.

-Sígueme, te enseñaré tu habitación -me dijo Indara.

Asentí con la cabeza y la seguí. Era una habitación grande: una ventana con vistas al cerro del que habíamos bajado, una estantería llena de libros de magia, un pequeño escritorio... y dos camas. En una de ellas se encontraba una chica, leyendo un libro de magia.

-Christine -la llamó Indara-. Ella es Caroline, tu compañera de habitación y de aprendizaje.

Miró por encima del libro y lo cerró de inmediato. Saltó de la cama y vino hacia mí.

-Así que tú eres Caroline -dijo Christine en tono burlón-. Me han hablado mucho de tí. Tenía muchas ganas de conocerte.

-Bueno chicas -interrumpió Indara-. Os dejo solas para que os vayáis conociendo.

Salió de la habitación y cerró la puerta a su vez.

-¿Llevas mucho tiempo aquí, en Dahelya? -pregunté.

-Una semana -contestó ella con un suspiro-, pero aún no he empezado las clases de magia. Aún tienen que venir dos más para que podamos empezar.

Miró hacia la ventana.

-Oye tengo que irme -dijo Christine de repente-. He quedado con dos magos para una reunión importante.

-Vale -contesté-. Yo te espero aquí.

Salió de la habitación y yo cogí el libro que ella había dejado tirado en su cama y me puse a leer, a esperar a Christine.

-Me caerá bien -sonreí.

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